Mundos de andar por casa. Elogio a lo cotidiano

La reflexión sobre el abordaje de los «asuntos de familia» por medio de un trabajo artístico, como el cine, nos permite encontrar ecos del recorrido de los personajes del film* tratando de encontrar respuestas ante «lo real familiar». Cada sujeto está convocado a responder a ese real familiar. La respuesta es la cuestión ética que está en juego en cada sujeto en relación a su deseo.

En Psicología de las Masas y Análisis del Yo, Freud sostenía que la identificación es la manifestación más temprana de un enlace afectivo a otra persona.

Este imperativo estructural, ineludible, a la identificación es un proceso fundante del psiquismo, un intento de fijar al sujeto a la norma, algo que lo nombra, aunque sus efectos son variados y las respuestas son singulares.

El despertar del protagonista Mason se produce en el seno de una realidad familiar y cultural cambiante, se enfrenta a una marea relacional de identificaciones: Padre-adulto-niño-ausente, padrastros alcohólicos, abuelos, novias, cambios de domicilio, de colegios, familiares que no cesan en su intento de formar nuevas familias añadiendo una marea de identificaciones en la vida de Mason.

El sujeto accede a su identidad a partir de la imagen del Otro, en el caso de Mason se encuentra un Otro primordial que no hace de la norma un ideal, facilita la separación, le hace entender que poder separarse de lo amado facilita la autonomía de ser uno mismo. Un Otro que “amortigua” los traumas inevitables, al no hacer de la norma un ideal.

Un Otro que no obstaculiza el viaje como experiencia de separación, aunque sí cuenta con una falta de criterio a la hora de elegir nuevas parejas e incapacidad para tomar decisiones convenientes a largo plazo. En algún momento Olivia, madre de Mason, dice a su hijo: “He pasado la mitad de mi vida adquiriendo estas porquerías y ahora pasaré la otra mitad sacándomelas de encima”.

Las incertidumbres afectivas y vitales de los adultos son el espejo de las propias incertidumbres de Mason, pero asume los cambios como una metamorfosis inevitable.

La llegada de la crisis vital adolescente, la declaración de su ser sexuado, hace temblar las identificaciones que sostienen su palabra y su cuerpo hasta el momento.

Reivindica su singularidad aceptando al Otro barrado, lo que le obliga a inventar algo para tratar el goce. Sin quedar atrapado en aquello que fue su inicio y que ha dejado atrás no se muestra encantado con la referencia a un Otro, al que puede quedar fijado, puede rebajar el nivel de las identificaciones.

En un mundo cambiante, con una gran oferta de lugares de identidad, Mason trata de anclar la pregunta ¿Qué soy?, viéndose obligado a conseguir las identidades capaces de producir efectos de nominación con los que ir orientándose en el camino de su deseo.

Del film se desprende un “abrazo grupal” que apuesta por la vida.

Mª Cruz Rodríguez, socia sede de Sevilla de la ELP.

*Richard Linklater, Director “Boyhood”, Oso de Plata al mejor Director, Berlín 2014.