La política procede por identificación, manipula significantes amos, busca a capturar al sujeto dividido que, a falta de una identidad que lo llene, es vacío y evanescente (1).

Las tentativas políticas de introducir esta cuestión son numerosas ya que la identidad es huidiza, en lo que concierne al sujeto. Él no será jamás idéntico ni a sí mismo ni a ningún significante: “Creerse uno es una locura, dice Eric Laurent (2), quien deduce de la lectura que Lacan hace de los tres modos de identificación freudianos la identificación como un remedio a la identidad que no se sostiene. El sujeto del inconsciente podrá tener identidades múltiples, en la medida en que es, por ejemplo, francés y musulmán, pero nunca solamente francés, como pretende Marine Le Pen. La búsqueda del francés “de souche” (de cepa) se asemeja al delirio. Su propuesta va a tal punto en contra de las identificaciones múltiples, que se transforman en sospechosas. Si este partido hubiera llegado al poder, una persona que tiene doble nacionalidad hubiera debido renunciar a una de ellas. Pero esta persona se hubiera visto confrontada a una elección forzada, a la manera de “o la bolsa o la vida”, ya que renunciar a la nacionalidad francesa le hubiera valido el desempleo. El gobierno de MLP pretendía dar “prioridad a los franceses” en las ofertas de empleo, lo cual hubiera acarreado multitud de otros problemas como la desertificación de ciertos rubros…

Pertenece a las propuestas totalitarias de querer introducir identidades únicas. Son la encarnación más lograda del Discurso del Amo. Este discurso vela el lugar del sujeto dividido con el S1. Creerse uno depende de la pasión narcisista: “…esa pasión de ser un hombre […] que es la pasión del alma por excelencia, el narcisismo, que impone su estructura a todos los deseos, aun los más elevados (3)”. Estas tentativas están exacerbadas en los fanatismos, que ofrecen una identidad monolítica allí donde las identidades múltiples son frágiles.

Pero el discurso analítico no se confunde con la renuncia a toda identificación y un retiro del mundo (4). El discurso analítico procede al revés que el discurso del Amo: en un análisis se aíslan las identificaciones del sujeto que se han cristalizado en significantes amos. A medida que un análisis transcurre, se desnuda el núcleo de goce que estas identificaciones recubren. Se obtiene entonces un nombre que permite expresar lo mejor posible este nuevo anudamiento que Lacan ha llamado sinthoma. Un nuevo nombre entonces, que no aliena y más acorde al goce que ahora se asume y en el que el sujeto se apoya para circular en el mundo y hacer lazo social.

Dalila Arpin (A.E., ECF).

 

  1. J.-P. Clero y L. Lotte, Entretien avec Jacques-Alain Miller, Cités, n° 16, París, PUF, 2003, p. 111. Fragmento traducido: Entrevista a Jacques-Alain Miller, por Jean-Pierre Cléro y Lynda Lotte para Cités.
  2. E. Laurent, Impases de la identidad que se escapa, Lacan Quotidien, n° 644, 28/3/2017.
  3. J. Lacan, “Acerca de la causalidad psíquica” Escritos, vol. I., Buenos Aires, Siglo XXI, 2003, p. 178.
  4. E. Laurent, Impases de la identidad que se escapa, Op. cit.