En «La última moda del ‘je suis'», afirma Gustavo Dessal que “aunque no todos somos ni siquiera algo” sentí el deseo de polemizar y contraponerla a la de que todos si somos algo. Todos somos esclavos.
Este proceso de esclavización comenzó con la especie: los machos esclavizaron a las mujeres y niños y a luchar para esclavizarse los unos a los otros. De estos cruentos métodos hay escapatorias posibles.
De los sutiles medios que utilizan la familia, la escolarización, el mundo académico, el medio científico, los medios de desinformación y las redes sociales, es más difícil escapar. La intoxicación a la que se nos somete intenta utilizarnos como instrumentos de la transmisión de este opaco sistema de esclavitud.
El primer paso es priorizar la obediencia. Obediencia al discurso familiar a través del cual se transmite la exigencia a la obediencia de los amos. La preparación de los docentes que se van a ocupar de continuar esta domesticación del niño desde la primera infancia, su escolaridad y su formación académica, durante la cual se le va a transmitir la ideología de la clase dominante. Las asignaturas fundamentales, no figuran en ningún currículo: puntualidad, obediencia y disciplina.
«En la sociedad planificada, de Skinner, el control de los seres humanos desde la infancia sería tan científico que no se producirían disidencias con el orden establecido: ‘Podemos lograr un tipo de control bajo el cual las personas controladas, se sientan, a pesar de todo, libres. Crean estar haciendo lo que quieren, no lo que se les obliga. Esta es la fuente del tremendo poder del refuerzo positivo: no hay restricción y no hay rechazo. (…) Motivo por el cual nunca se suscita la cuestión de la libertad».
Aldous Huxley escribió: “Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, una cárcel sin muros en la cual los prisioneros no soñarían en evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y entretenimiento, los esclavos sentirían amor a su servidumbre». Etienne de la Boetie en su «Discurso sobre las servidumbres voluntarias» había denunciado que si las tiranías podían someternos era por no rebelarnos a su opresión.
Los abordajes cognitivo-conductuales o comportamentales expresan las ideologías totalitarias enemigas de la democracia, de la paz, de la libertad y de los derechos humanos. No hay diferencia sustancial entre las preconizadas por Schreber, Pavlov-Luria en el «Manual de la URSS», del nazismo o de Skinner.
Oponernos a esos objetivos devastadores nos resulta, a los psicoanalistas, de rigurosa supervivencia y nos conduce a la necesidad, al deseo y a la actividad de mantener nuestras teorías y prácticas permanentemente actualizadas.
Algunos adultos, o niños que se mueven, se desplazan, utilizan su cuerpo de modo no habitual. Así los artistas de la danza, de la expresión corporal, del teatro y del deporte. Corren el riesgo de ser diagnosticadas de patologías del movimiento, hiperactividad y de falta de atención. Requieren más paciencia, más dedicación, más tiempo que administrarles pastillas. Pero el premio es extraordinario. Tanto como el nivel de sufrimiento del que puede llegar a liberarse.
Juan Pundik. Madrid