Adolescencia y exilio
Persepolis es una película francesa de dibujos animados, en blanco y negro, basada en el cómic de Marjane Satrapi, autora Iraní que vive en París. El libro ilustra y escribe la vida de Marjane Satrapi, la cual estudió Bellas Artes, y este cómic es el tratamiento que ella ha dado a una niñez y adolescencia marcada por lo real de la muerte, presente en esos cuerpos destrozados con los que Marjane se tropieza paseando una tarde por las ruinas producidas por un bombardeo en su ciudad natal Teherán.
Este acontecimiento imprevisto deja una huella imborrable que Marjane trata con el estudio de las Bellas Artes que le permitirán dibujar los cuerpos. Por otra parte, un impulso irrefrenable a decir, que toma la forma de denunciar al otro desvelando sus faltas, se produce por primera vez en su escuela en Teherán, tras lo cual tiene que irse del país, un país donde los derechos y libertades están restringidos, pero en Viena donde existe la libertad de expresión esto se repite, lo cual la lleva a ser nuevamente desalojada, expulsada, quedándose sin lugar. Esta vez, esta situación se acompaña de la pérdida de un amor. La falta de amor, redobla su falta en ser, ya no la asisten los significantes y llega a enfermarse quedando tirada en la calle. Cuando el amor fracasa, se rompe el velo y deja al descubierto lo real del goce traumático, quedando Marjane como ese objeto caído, tirado en las calles de Viena. Estando en la calle ella vive en Irán.
Es en el 79 que Marjane tiene 9 años, y va a ser testigo de un cambio social y político que pone fin a más de 50 años de reinado del Sha de Persia y que da paso a la implantación de la Revolución Islámica. Al año de implantarse la misma, se produce la invasión de Irak, por lo tanto una sangrienta guerra, pero además esto recrudece la represión interior al tiempo que se produce una cohesión gracias al enemigo exterior. El nacionalismo o la moral religiosa es lo único que puede unir a un país, dice el padre de Marjane.
Marjane con su cabello suelto baja de un taxi en el Aeropuerto de Orly en París. Ya en un pasillo se dirige a la pantalla para ver cuando sale el próximo vuelo a Teherán. Antes de ir a la cola del vuelo que nunca cogerá se dirige al baño donde se pondrá su pañuelo negro para cubrir su cabeza.. En ese baño, otra mujer con una gran cabellera rubia, está frente al espejo pintándose los labios, cuando Marjane está saliendo, desde el espejo la otra la mira con extrañeza. Pocos minutos más tardes Marjane se sienta en el aeropuerto y recuerda. Es un viaje sí, pero un viaje a su propia historia.
Marjane se encuentra en esa frontera a la que siempre vuelve, esa que la hizo Otra de sí misma. Trae consigo el pasaporte que la lleva al exilio, ese doble exilio, el exilio de la casa paterna, del Otro de la infancia, ese que tiene que hacer el adolescente para encontrar su propio lugar, pero ella también se va del país, de su lengua materna, de los lazos familiares y de los amigos. Este doble exilio la coloca en una posición de extranjera, en ese doble movimiento que se produce entre lo familiar que se torna extranjero, extraño, pero también eso que la habita, lo pulsional.
Otra vez el aeropuerto, llega a Teherán, pasea por la ciudad y tiene la sensación de estar en un cementerio. La guerra había terminado. Es en ese momento cuando ella tiene ese intento de suicidio. Hay algo de su cuerpo que ha quedado tocado, y se dedicará a hacer un tratamiento de ese cuerpo haciendo estudios de Bellas Artes y tras años de vivir en Viena nos nuestra cómo tiene que acostumbrarse a las condiciones de vida bajo el régimen chiita de los Ayatolá. La fiestas eran el único espacio de libertad, por supuesto clandestinas. En una de ellas son perseguidos y en esa persecución un amigo cae al vacío. Confrontada con la muerte decide entonces irse, la madre le pide que no regrese nunca más. Es en 1994 a la edad de 24 años que abandona su país para vivir y desarrollar su carrera artística en Francia, y es un profesor de cómic que la alienta con escribir y dibujar esta historia, su historia.
Ana Lía Gana.