Lo que voy a abordar es que tipo de estatuto tiene el significante “Europa”, si ordena la distribución de goces en el hablanteser. Si el sujeto se dice ¿somos europeos?, o ¡ellos no son europeos!

Franco Berardi, citando a Julien Benda en su Discurso a la Nación Europea nos dice lo siguiente: “Ustedes construirán Europa gracias a lo que dirán, no a lo que serán. Europa será un producto de vuestra mente, no un producto de vuestro ser”.

Lo que viene a señalar que no existe la identidad europea, solo existe en el lenguaje, la identidad europea es un sintagma, una representación una producto fabricado a modo de”Otro ideal”. Y cuando se ha tratado de poner a trabajar para constituirlo en identidad, este ha quedado meramente signado como otro voraz, devorador y depredador de las comunidades e identidades de la vieja Europa.

Jacques-Alain Miller nos da luz sobre el tipo de lazo social que se nos asigna, se trata de un lazo “dominial”, un lazo que implica la dominación de uno sobre otro.

Vaclav Havel, expresidente de la Republica Checa da una clave para entender justamente el reverso de la Identidad Europea. “Si, hasta hace poco tiempo, Europa prestó tan poca atención a su propia identidad se debió a que, equivocadamente, se veía a sí misma como si fuera el mundo entero (…), de modo que no sentía ninguna necesidad de definirse a sí misma. (…)

Algunos si se llevan demasiado lejos esto, pueden conducirnos al infierno”.

Y es aquí donde nos alcanza el infierno de Havel o el real del siglo XXI, que es justamente el reverso, muy europeo por cierto, esa identidad no identificada, esa identidad europea en negativo, ese nosotros somos europeos, tan europeos que ni sabemos que somos europeos, esa identidad que se ve a sí misma como si fuera el mundo entero o que se considera a sí misma como muy superior al resto del planeta. Una formidable incógnita, que pese a la liquidez de la posmodernidad sigue estable a lo largo de los últimos siglos, y no es sin consecuencias.

Estas propuestas identificatorias hacen peligrar las viejas democracias europeas, sostienen como objeto lo “europeo en peligro”, donde las formas de goce del otro no europeo son diferentes, donde la relación al otro se sostienen en el binario imaginario “o tú o yo”.

¿Quiénes son estos son estos europeos y que tipo de significantes nos proponen? Aquí van unos ejemplos:

Geert Wilders: Holanda, «El Corán es un libro con más antisemitismo que ‘Mi lucha’ de Adolf Hitler».

Marine Le Pen: Francia, «No daría un trabajo a un inmigrante si lo puede cubrir un francés».

Björn Söder: Suecia, «El islam es la mayor amenaza desde la Segunda Guerra Mundial».

Cuestiones complejas, “JAM número 2” dijo a la audiencia interesada en Madrid en el mes de mayo lo siguiente: “Para actuar en política, confiar en la autonomía del propio pensamiento es tan necesario como rebajar el nivel de las identificaciones y conseguir que cada cual se remita a su propia opinión”.

Antonio Lorente. Socio de la Cd de Aragón de la ELP.