Desde el comienzo del análisis se van poniendo de relieve determinadas identificaciones que dan cuenta de la posición del sujeto. Identificaciones que hacían a un modo de funcionamiento y al goce ahí implicado.

El análisis nos permite dilucidar las identificaciones primordiales o S1, que aglutinan aquellas que se fueron desplegando en la experiencia analítica.

Estas identificaciones, S1, podemos entender que dan cuenta del producto que cada uno fue de la pareja parental. De este modo, estas identificaciones están de lleno entramadas en la maquinaria edípica.

La caída de las identificaciones y la extracción del goce de la maquinaria edípica, ponen al descubierto el acontecimiento de cuerpo o sinthome.

Vaciar el síntoma del Otro, aunque no sin restos, permitiría cercar el modo singular de gozar de cada uno, constatar que eso es lo que hay.

Una vez ubicado el objeto pulsional en juego, construido el fantasma y comienzo de su atravesamiento, le seguiría un trayecto en el cual, a medida que se iba constatando el agujero de la inexistencia del Otro, emergía el acontecimiento de cuerpo sin el marco que lo contenía, sin la constricción de los S1 que cada vez iban perdiendo más peso. Con la irrupción del acontecimiento de cuerpo que hacía a un estilo y a un funcionamiento, surgirían diferentes posibles modos de nombrar, que tenían el matiz de cada precisa contingencia.

Yo me preguntaba si esos diferentes modos de nombrar que emergían eran significantes nuevos. Entendiendo aquí el significante nuevo como un significante que no estaba en el Otro, y no tanto los S1 en una nueva disponibilidad.

Pero quedaría un trayecto hasta el final en el cual quedaban puntitas del Otro, que se fueron limando hasta poder constatar de ese modo el agujero que el Otro es.

Finalmente reconocerme en un modo de funcionamiento en el cual estaba comprometido el acontecimiento de cuerpo, y cuyo modo de nombrarlo ya no eran más los S1, me permitió finalizar el análisis.

Podría decir que me reconocí en mi sinthome.

De modo posterior he podido encontrar un posible modo de nombrarlo.

En cualquier caso, me parece que hay una sutil diferencia entre el “identificarse a” o “reconocerse en”. Reconocerse en el sinthome supondría un reconocerlo y reconocerse ahí, un autorizarse y responsabilizarse del mismo, ya sin el Otro, un saber hacer.

Silvia Nieto.