DEL YO AL SÍNTOMA, EL INICIO DE UN ANÁLISIS

Por Isabelle Durand.

Si partimos de la constatación de que el final de un análisis no puede ser considerado como tal sin la caída de las identificaciones, entonces eso nos orienta sobre lo que pasa en su inicio.

En el inicio de un análisis se tratará de pasar de la queja del “yo soy …”, de articular esta identificación a un síntoma que a menudo tiene poco que ver con la queja que llevó el sujeto a consultar. Mientras el síntoma está definido desde un punto de visto exterior a lo que dice el paciente, mientras está considerado como “objetivo” respecto a una supuesta normalidad, podemos decir que este síntoma no está constituido desde el punto de vista analítico. Para que un síntoma sea analítico tiene que transformarse en una pregunta para el sujeto. Algo quiere decir algo aunque no sepamos qué. Hay una significación de significación. En el análisis la demanda fundamental es la demanda de significación: ¿qué quiere decir eso? Supone que hay algo, una significación escondida, por descifrar.

Para empezar una experiencia analítica un sujeto tiene que consentir a asociar libremente, y eso no se da sin una cierta consolidación de la transferencia cuyo desencadenamiento requiere a menudo un acto. De un cierto modo el sujeto tiene que consentir a hablar de sus deseos excéntricos, de sus miedos inconfesables, de sus odios abyectos en los que a menudo no se reconoce, en los que no reconoce a su yo.

Pero ¿qué es el yo? El yo está echo de todas las identificaciones por las que un sujeto se ha inscrito en el lugar del Otro. Tanto Lacan como Freud pusieron el acento sobre la multiplicación de las identificaciones sobre las que un sujeto se ha ido sosteniendo en cada momento histórico de su vida. La identificación es la relación del sujeto con algunos significantes que dan cuenta de su relación con el Otro. En este sentido la interpretación tiene un papel desindentificador, en el sentido que pretende liberar el sujeto de sus identificaciones, en particular de la identificación fálica. La dificultad es que una identificación no es sólo una relación de un sujeto con un significante, sino que esta conlleva un modo de goce. Sólo tocando la identificación habrá una posibilidad de modificar el goce anudado a ésta.